Artículos > 6 preguntas sobre transliteración para bibliotecarios
Descubra cómo la transliteración mejora la catalogación bibliotecaria, la accesibilidad y el éxito de las búsquedas de los usuarios. Estas preguntas clave guían a los bibliotecarios a través de las mejores prácticas, los retos y las herramientas esenciales para gestionar eficazmente los recursos multilingües.
¿Qué es la transliteración y en qué se diferencia de la traducción?
La transliteración es el proceso de convertir un texto de un sistema de escritura a otro, conservando la pronunciación original lo más fielmente posible. A diferencia de la traducción, que transmite el significado convirtiendo las palabras a otro idioma, la transliteración se centra únicamente en el sonido o la correspondencia fonética. Por ejemplo, la palabra rusa «Москва» se translitera a «Moskva», no se traduce a «Moscú». Para los bibliotecarios, entender la transliteración es esencial a la hora de catalogar y recuperar recursos en distintos idiomas, ya que permite a los usuarios buscar materiales con precisión, aunque utilicen un sistema de escritura diferente.
¿Por qué es importante la transliteración para las bibliotecas?
La transliteración es fundamental para las bibliotecas, ya que garantiza que los recursos en alfabetos no latinos (como el árabe, el cirílico o el chino) sean accesibles para los usuarios que no los conozcan. Permite la coherencia de los registros de los catálogos, lo que facilita la localización de los artículos en distintos catálogos y sistemas. Por ejemplo, el título de un libro ruso transliterado al alfabeto latino permite a los usuarios de habla inglesa encontrarlo sin necesidad de leer ruso. Esta práctica también fomenta la inclusión, ya que garantiza que las colecciones multilingües puedan ser localizadas por una base de usuarios diversa, independientemente de su origen lingüístico.
¿Qué normas de transliteración deben conocer los bibliotecarios?
Los bibliotecarios deben familiarizarse con las normas de transliteración, como ALA-LC (American Library Association-Library of Congress) para varios idiomas, las normas ISO y el sistema UNGEGN (Grupo de Expertos de las Naciones Unidas en Nombres Geográficos). Estas normas proporcionan directrices para una transliteración coherente, crucial para crear registros de catálogo uniformes. ALA-LC, por ejemplo, se utiliza ampliamente en las bibliotecas norteamericanas y abarca idiomas como el árabe, el ruso y el hebreo. El uso de normas coherentes ayuda a evitar discrepancias en las búsquedas, que pueden producirse si los artículos se catalogan de forma diferente en las distintas bases de datos.
¿Cuáles son algunos de los retos a los que se enfrentan los bibliotecarios con la transliteración?
Los bibliotecarios se enfrentan a varios retos con la transliteración, como las incoherencias entre sistemas, la familiaridad de los usuarios con las distintas formas de transliteración y la necesidad de formación del personal. Algunas lenguas, como el chino y el árabe, tienen varios sistemas de transliteración, lo que provoca variaciones en los registros del catálogo. Además, los usuarios pueden buscar utilizando diferentes grafías, lo que dificulta la búsqueda. Los matices lingüísticos, como los sonidos propios de una lengua, también pueden complicar la transliteración. Para superar estas dificultades es necesario formar a los usuarios y adoptar normas coherentes, así como elaborar material didáctico para mejorar el éxito de las búsquedas.
¿Cómo pueden gestionar las bibliotecas varias transliteraciones de la misma palabra?
Las bibliotecas pueden gestionar múltiples transliteraciones utilizando sistemas de control de autoridad que vinculan las transliteraciones variantes a una forma preferida. Por ejemplo, un catálogo puede asociar «Qur’an», «Koran» y «Coran» al mismo registro para facilitar la localización. Las bibliotecas también pueden utilizar las referencias «véase» y «véase también» para guiar a los usuarios hacia el término correcto. Las herramientas informáticas, como los archivos de autoridad y los servicios de metadatos, ayudan a gestionar las variaciones de transliteración, lo que permite a los usuarios recuperar materiales a pesar de las diferencias en la ortografía o el método de transliteración.
¿Qué herramientas o recursos pueden ayudar a los bibliotecarios en las tareas de transliteración?
Los bibliotecarios tienen acceso a una serie de herramientas de ayuda para la transliteración, como generadores de transliteración en línea, guías específicas de cada idioma y software de catalogación con funciones de transliteración integradas. Recursos como las Tablas de transliteración de la Biblioteca del Congreso proporcionan directrices autorizadas para varios idiomas, y los archivos de autoridad (por ejemplo, NACO, para Name Authority Cooperative Program, u OCLC, Inc.) ayudan a normalizar las entradas. Para los idiomas con alfabetos complejos, las herramientas especializadas como las Tablas de romanización de ALA-LC ofrecen una guía detallada, ayudando a los bibliotecarios a garantizar transliteraciones precisas y estandarizadas que respalden una catalogación y recuperación eficaces.